¿Qué es una Hernia discal? Una hernia de disco es un problema con uno de los amortiguadores cartilaginosos (discos) que se encuentran entre los huesos individuales (vértebras). El disco intervertebral tiene un centro (núcleo) suave y gelatinoso encapsulado en un exterior (anillo) más duro y gomoso. Una hernia puede irritar un nervio cercano. Según la ubicación provocará síntomas en una zona u otra. Muchas personas no tienen síntomas de una hernia de disco.
Entre el 60% y 80% de las personas sufren dolor lumbar en algún momento de sus vidas. En primer lugar, un alto porcentaje de personas tienen dolor lumbar y dolor de pierna causados por una hernia de disco. Seguidamente, hay estudios que muestran que, concretamente en la región lumbar, el 30% de los sanos (sin ningún dolor) muestran hernias discales cuando se les hacen resonancias magnéticas. Aunque se trata de una lesión que necesita cierto reposo y que puede implicar acudir a la cirugía, no sólo no es un impedimento para hacer deporte, sino que uno de los mejores métodos para tratarla es precisamente el ejercicio.
Síntomas
La mayoría de las hernias de disco ocurren en la espalda lumbar, aunque también pueden ocurrir en el cuello. Los signos y síntomas dependen de la ubicación del disco y de si el disco está presionando un nervio. Efectos a nivel neural: Dolor en brazos o piernas, Entumecimiento u hormigueo, Debilidad.
Es el resultado de un desgaste natural gradual y relacionado con el envejecimiento (degeneración discal). Los discos se vuelven menos flexibles y son propensos a desgarrarse o romperse (sin hacer un movimiento brusco o de impacto).
Factores riesgo
• El peso. El exceso de peso corporal causa estrés adicional en los discos (de la espalda lumbar).
• El tipo de trabajo. Las personas con trabajos físicamente exigentes tienen un mayor riesgo de padecer problemas de espalda. En concreto, los movimientos como levantar, tirar, empujar, doblar hacia los lados y torcer repetidamente.
• La genética. Algunas personas heredan una predisposición a tener una hernia de disco.
Prevención
• Hacer ejercicio. El fortalecimiento de los músculos del tronco estabiliza y sostiene la espina dorsal. Esto reduce la presión sobre la espina dorsal y los discos.
• Mantener una buena postura. Ergonomía. Mantén la espalda recta y alineada, durante periodos prolongados. Levanta objetos pesados apropiadamente, haciendo que tus piernas (no tu espalda) hagan la mayor parte del trabajo.
• Mantener un peso saludable. El exceso de peso ejerce más presión sobre la espina dorsal y los discos, haciéndolos más susceptibles a la hernia.
Los ejercicios beneficiosos para tratar la lesión de un disco intervertebral son aquellos que potencian los grupos musculares, esto es, que intervienen en el movimiento que compromete a los discos y la espalda.
Como ejemplo, ayuda mucho evitar vibraciones como moto, caballo o quad así como los movimientos de flexión + rotación bruscos (tenis o squash), independientemente de que cada paciente necesita una valoración. En segundo lugar, es recomendable hacer ejercicio aeróbico a diario, tener calzado adecuado (es por donde entra en nuestro cuerpo el impacto). También realizar trabajo de control, fuerza y tonificación 3 veces por semana. Siempre hay que mantener los periodos de recuperación / reposo que son necesarios para regenerar y crear buenas adaptaciones.
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